Ambos materiales pueden servir para revestir pisos o paredes. Sin embargo, podemos destacar algunas características que permiten que elijas la mejor opción para tu remodelación o construcción. La elección depende de las necesidades del espacio y del cliente.

• Precio: los cerámicos son más económicos que los porcelanatos.
• Absorción de agua: la cerámica absorbe más agua que el porcelanato.
• Dureza: el porcelanato es más duro y resistente a golpes, ideal para lugares de mayor exigencia, como garajes, locales comerciales o ambientes exteriores. 
• Durabilidad: La diferencia consiste en la calidad y pureza de la arcilla utilizada en el porcelanato, además su cocción es con mayor presión y alta temperatura. Lo anterior lo hace más resistente y durable en zonas de mucho tránsito o tendientes a recibir impactos. La cerámica es buena en durabilidad para las habitaciones.

• No utilizar productos con base en ácidos fusidicos clorhídricos que pueden disminuir el brillo del producto. 
• Mezclar agua tibia con jabón líquido neutro. 
• El porcelanato mate se puede limpiar barriendo, utilizando un paño para retirar el mugre y con una esponja suave frotarlo. 
• Utiliza escobas de cerdas suaves. Si el porcelanato tiene un acabado brillante es mejor utilizar un paño seco o pulidora.

• Retirar el polvo y pelusa barriendo o usando una aspiradora. 
• Limpiar las juntas que acumulan la suciedad con elementos líquidos especiales para esto. 
• Con el limpiador preferido para cerámica (que no sea abrasivo) y agua tibia, toma un trapo humedecido con la solución. 
• Luego, un trapo humedecido con agua limpia.
• Para mayor brillo, pasar un paño seco.

También puedes utilizar en medio litro de agua dos cucharadas de amoniaco o vinagre para quitar la grasa acumulada.